LA HABITUACIÓN SE DARÁ SI LO PERMITES
Por: Tania Pérez Duarte, M.S.
La exposición y prevención de respuesta se parece mucho a saltar a una alberca fría, apagar la luz o caminar por un lugar ruidoso por primera vez. Puede sonar aterrador, pero en realidad no lo es, lo que en realidad estas experiencias tienen en común es un proceso conocido como “habituación”, el proceso involucrado en adaptarse a sensaciones nuevas. Todos los días experimentamos el proceso de habituación, a pesar de no darnos cuenta. Nuestro sistema sensorial–la visión, el sonido, el tacto, el olor y el gusto–están diseñados para adaptarse a las nuevas experiencias de cada día. Después de estar en la alberca fría por un rato, tu sistema se adapta, se acostumbra, se habitúa e inclusive se empieza a sentir tibia. Cuando apagas las luces en la noche, tus ojos se adaptan y uno empieza a distinguir siluetas. Antes de darte cuenta ya estás adaptado al ruido. Con el tiempo estos cambios se vuelven casi imperceptibles. La habituación se da de forma automática con poca conciencia y esfuerzo de cada uno.
Tal vez te sorprenda saber que nuestros cuerpos se pueden habituar a la sensación de ansiedad, así como te habitúas a olores, luces, ruidos, calor, frío o ruido. Nos podemos habituar a la ansiedad hasta que se desvanece de nuestra conciencia. Lo maravilloso de la habituación es que es un fenómeno natural y se lleva a cabo de manera automática. Es un proceso psicológico diseñado para regresar el equilibrio a nuestro cuerpo. El cerebro está programado para atender activamente a sensaciones novedosas, mientras delega sensaciones conocidas y las deja en el fondo. No es necesario poner energía y esfuerzo al proceso de habituación.
Ahora, para que la habituación tome lugar, es necesario permanecer en la situación un tiempo determinado, ya que no es posible habituarse a una sensación si sales inmediatamente de la situación. Necesitas permitirte enfrentar tu miedo y ansiedad hasta que esta disminuya. Cuando continuas evitando y escapando a través de los rituales, interrumpes el proceso de habituación. Realmente tienes que hacer lo contrario de lo que parece intuitivo para habituarte a la ansiedad.
Desafortunadamente, la mayoría de las personas no se dan cuenta que la habituación ante la ansiedad llega de forma natural si permanecen en la situación un poco más. El problema es que cuando llega la ansiedad es mucho más tentador escapar de ella de forma inmediata que pensar en el futuro.