CONCÉNTRATE EN CAMBIAR ACCIONES, NO PENSAMIENTOS O SENTIMIENTOS

Por: Tania Pérez Duarte, M.S.

Muchas veces nos topamos con pacientes e inclusive terapeutas que tratan al Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) cambiando pensamientos, inclusive llegan al grado de hacer obras de teatro, por ejemplo; la voz del Diablito, la voz del Angelito, y yo digo ¿qué es eso? A lo mejor funciona para otro tipo de padecimientos, sin embargo para el TOC, al menos a largo plazo no es recomendable. Y no es recomendable por lo siguiente:

Una de las metas del tratamiento es aprender a tener una relación distinta con las obsesiones, esto quiere decir no etiquetarlas, no darles una interpretación, no juzgarlas, aprender que son pensamientos y a veces los pensamientos aparecen de muchas formas, con diferentes temas, generan emociones distintas y a veces hasta nos sorprenden, sin embargo, solo son pensamientos, dejemos que nuestra mente tome el curso que quiera tomar, y nosotros decidimos si observamos o queremos ser los protagonistas. En el TOC, la meta es observar, dejar de ser los protagonistas, podemos ver la película, poner atención y continuar con nuestras actividades, inclusive, si la película nos deja un mal sabor de boca. Lo que quiero decir con esto es que no hay un rol de voces, es nuestra mente. Por supuesto, al inicio del tratamiento, es importante identificar las obsesiones “toquescas”, sobretodo si llevas reaccionando ante ellas de forma automática, pero eventualmente la idea es re-entrenarte, cambiar ese chip y empezar a contemplar más y tomar el control de tus acciones de manera consciente.

“Para entender cómo aceptar las cosas en mi cabeza, me ayudó ver todo como si fueran olas en el mar. No decido cuándo se detiene un pensamiento, así como no elijo cuándo rompe una ola…pero siempre rompen, justo a su tiempo. Unas veces las olas son más grandes, otras, más pequeñas. En algunas ocasiones tardan más tiempo en romperse y en otras lo hacen de inmediato. Que se formen y se rompan está fuera de mi control. Si saltara al océano y tratara de detenerlas, no lograría nada… Solo un desperdicio de energía y mucha frustración. Lo mismo pasa al tratar de controlar las cosas en mi cabeza”.

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